
Al otro lado de esta niebla, cada ojo es una gota de rocío
cada gota nos trae tu rostro, y saluda a cada uno y resucita
Cada uno… somos tú misma, gota de sangre y agua
Y entendemos que nadie muere si se le ama.
Y que tú eres invencible mientras en cada lugar que tu visites nuestros recuerdos salgan a encontrarte.
A cogerte entre sus manos, para que nadie se olvide, para que nadie te extrañe, para que estés aquí, al otro lado de la niebla y seas parte de la sangre transversal de nuestro pueblo.
En la memoria de Muriel Dockendorff